Mi "hora libre"

Después de una operación con complicaciones, dirigí mis pasos hasta el hall de entrada del hospital, Regina me había informado de que tendría visita... Bella? no... que tonto era, ya no precisaba de estos sitios.

Tiré los guantes a la basura, pues estaban impregnados de sangre y doblé la esquina, dirigiendo mis ojos dorados hacia la mujer de detrás del mostrador.
-Quien pregunta por mí?.-
Inquirí mostrando una sonrisa encantadora y girándome para ver de quien se trataba, me extrañaba que Regina hubiese dejado ver a un paciente directamente y con tanta ansia... les solía decir que estaba en una operación... incluso cuando realmente no estaba.

Tenia ganas de ver a Carlisle, así que cuando salí al pueblo a dar un paseo no pude evitar pasarme por el hospital por si Carlisle tenia un rato libre. Me acerque a recepción y pregunte por el doctor Cullen, una de las enfermeras me miró con recelo yo sabía perfectamente la fama que tenia mi marido entre las enfermeras, más de una soñaba con cazarlo. Me hicieron esperar, estaba en una operación y yo no me había presentado como su esposa. Lo espere con tranquilidad hasta que lo vi aparecer por el pasillo, pregunto a las enfermeras y yo tan solo me levante y me acerque a al mostrador de nuevo - yo - dije con simpleza mirandolo con una sonrisa.

se giró hacia mi con su gran sonrisa, esa que me encantaba a mi por supuesto, sus ojos dorados fue lo único que pude ver perdiendome en ellos. Sonrei aun más y deje que me tomara de la cintura, pude ver de reojo por encima de su hombro como una de las enfermeras ponia mala cara y a la otra se le desencajaba la mandibula al ver como Carlisle me daba mi beso de esquimal y no pude evitar dejar escapar una pequeña risita - tenia muchas ganas de verte, ya sabes que en casa no hay mucho que hacer y los chicos estan en en la universidad... - comente perdiendome de nuevo en sus ojos - a esa enfermera creo que le va a dar un infarto o que directamente me va a pegar con el telefono - susurre para que solo lo escuchara él.

- yo odiaria a cualquiera que tubiera un marido tan perfecto como tu - dije ensanchando mi sonrisa que fue señada por sus labios, daba igual cuanto me besara o cuanto tiempo hiciera yo siempre me derretia cada vez que me besaba. Era simplemente una sensación única para mi al menos. Nos separamos de nuevo - venia de paso - comencé - para quedarme un rato contigo - añadi sonriendo - si no tienes nada que hacer claro, sabes que no me gusta interferir en tu trabajo - comente sin dejar de sonreir. Eso era superior a mi, estando con él pocas veces podía dejar de sonreir.

Negué con la cabeza lentamente acariciando su pelo.
-Desde cuando el odio es un sentimiento que te planteas? los nuevos tiempos te afectan...-
Bromeé de forma divertida, separándome de ella y cogiendo su sedosa y gélida mano, empezando a encaminarme hacia el pasillo, en dirección a mi despacho.
Me acordé de algo y me paré en seco, me volteé y alcé la mano para captar la atención de Regina... bueno, para captarla no, ya la tenía encima desde que había entrado al hall.
-No me pases llamadas.-
Le indiqué con mi tono formal y jocoso de siempre, guiñándole un ojo.

Cuando entramos a mi despacho cerré la puerta detrás de Esme y la rodeé por la espalda con un gran abrazo.
-Ahora si que me gusta... tu y yo, solos, sin miradas, y en paz.-
Planté un suave beso en su hombro mientras aspiraba su aroma lentamente... tantos años y me seguía haciendo el mismo efecto.

- Si es por tí me planteo cualquier cosa ya lo sabes - dije con tranquilidad y suavidad, cogio mi mano, me encantaba el tacto de su piel. Caminamos por el pasillo supuse que ibamos a su despacho por el camino que llevabamos. Practicamente ya me conocia el hospital con los ojos cerrados y más el camino a su despacho. Se paró en seco sin avisar, así que pare yo también lo observe llamando la atención de la enfermera aunque no le hizó mucha falta porque esa enfermera llevaba puesta su atención en él desde que yo había preguntado por el doctor Cullen.

Llegamos a su despacho al fin lejos de las miradas y los cuchicheos de la gente, viviamos en un pueblo y la vida privada de uno de los médicos era mejor que una pelicula en el cine, eche mi cabeza hacia atras cuando me rodeo con su brazo apoyandola en su pecho - podrías pedirte unos días de vacaciones pronto será nuestro aniversario, podríamos irnos de viaje... - sugeri me encantaba estar con él, era de algo que no me cansaria nunca.

Suspire sus labios me encantaban, eran frios, pero suaves y tiernos - yo nunca he pedido tanto me conformo con tenerte a tí - susurre escuchando sus posibles destinos, todos me gustaban y si estaba con él me encantaban deje que me moviera en sus brazos como una pareja perfecta de baile aunque apenas nos movimos. Siempre me sorprendia con algo nuevo y escucharlo hablar frances era una gran sorpresa aunque sabía que hablaba Frances pero no solia hacerlo mucho - Paris... la ciudad del amor - comente mirandolo - sería un precioso destino, pasear a la luz de la luna por los campos eliseos, visitar Notre Dame es una catedral gótica fantastica - dije se me iluminaron los ojos tan solo de pensar en la idea de ir a Paris.

- sí... - susurre totalmente ausente en sus ojos en la cercania de su cuerpo al mio, de sus labios a los mios. Su aliento rozaba mi cara y miis labios cada vez que hablaba y para mi era como si me estubiera drogando a cada nueva palabra que decía - ¿crees que podrán prescindir de ti en el hospital? - preugnte un tanto preocupada, si los del hospital se les ocurria decirle que no y arruinar nuestro repentino viaje...

- Creo que ninguna es mejor que esa - dije sonriente - será el mejor aniversario, bueno aunque estando contigo todos son buenos - dije acortando la distancia que separaba nuestros labios para poder besarlo, podría estar eternamente así saboreando sus labios, con suavidad y ternura, al fin y al cabo él era solo y exclusivamente mio y yo era solo y exclusivamente suya.

-Lo hicieron durante años... y por un par de semanas no creo que pase nada...-
Susurré antes de que sus perfectos labios impactasen delicadamente contra los mios, mi mano viajó hasta su nuca, empecé a profundizar el beso, sin perder ni la lentitud ni el romanticismo que se sentía en este.
Por nada del mundop iba a permitir que nos arruinasen un aniversario planeado, muchos años nos habíamos aguantado ya, necesitaba estar con ella en la ciudad del amor, ella y yo, aislados del mundo... lo demás no me importaba, esas semanas no...

-Claro que será el mejor... pero quien soy yo para opinar... si todos los días que paso junto a tí son lo mejor que podría pedir...-
Sonreí ampliamente volviendo a besarla, mi otra mano la tomó por la espalda, nuestro beso, además de una caricia de labios, era algo que no se podía explicar con palabras... nadie ni nada entendía en este mundo lo que yo sentía por la mujer que tenía enfrente en este mismo momento.

- Entonces decidido pasaremos unas semanas en Paris como viaje de aniversario habrá que decirselo a los chicos, espero que no echen la casa abajo mientras nosotros no estamos, ni que hagan locuras - dije antes de que volviera a besarme sus labios me producian tal sensación que no podía ni describirla con palabras eran simplemente único pero de algo si estaba segura sus labios sí me producian una gran adicción a ellos, como la mayor dogra que existiera.
Subi una de mis manos hasta su cuello atrayendolo hacia mi, no quería que se separa de mi, mientras dejaba mi otra mano en su mejilla acariciandola con suavidad con la llema de mis dedos.

-Esme... tienes que tener un poco más de confianza en ellos... ya son mayorcitos.-
Solté una leve risotada de forma divertida... y tan mayorcitos... si depsués de más de 100 años no sabçian comportarse, es que éramos los peores padres del mundo.

Noté su mano en el cuello, la que estaba rodeando su espalda, la acercó un poco más a mí con mayor fuerza en intensidad, moviendo mi cabeza a compás del beso, sin querer que ese momento acabase... como todos en los que ella me besaba.
-Te amo...-
Susurré pasando de un beso continuo a unos cariñosos besos intermitentes, para luego volver a hacerlos continuos y acariciando levemente mi lengua con la suya.

- No son mayorcitos son eternamente adolescentes y los conozco las peleas de los chicos, las bromas de Alice, Jacob entrando y saliendo tu hijo poniendo el grito en el cielo, Rosalie refunfuñando... - me rei tantas veces se habían repetido escenas similares en la casa que ya tan solo me causaban gracia y hacian que me riera.

Su brazo en mi espalda me apreto más contra él, la falta de necesidad de respiración hacia nuestros besos más continuados, como siempre que oia esas palabras en sus labios se dibujo en los mios una enorme sonrisa llena de alegria - Yo también te amo Carlisle Cullen - susurre antes de que volviera a besarme.

Casi nunca hacía esperar a Esme, menos si era para cotnestarle a algo... pero me estaba provocando tanto placer que simplemente ignoré su comentario y seguí besándola con pasión y dulzura, notando como ella sonreía mientras la besaba, y sonreía yo también.

Afuera pude oir un cuchicheo, serían las dos enfermeras de recepción, lo bueno de que nos escuchásemos solo susurrando al mínimo nivel era que luego mis frases, y las de Esme no se repetían una y otra vez por el hospital, de boca en boca.
-Bueno... como te he dicho, nos lo merecemos... ya reconstruiremos la casa al volver.-
En mis labios se dibujó otra perfecta sonrisa burlona mientras echaba una mirada imperceptible al reloj.

Continuamos besandono, podía oir perfectamente los susurros de las enfermeras en la recepción, los pasos de los pacientes por los pasillos, incluso algunos que pasaban muy cerca de la puerta podía oir el latir de su corazón pero todo eso me daba igual porque ahora mismo yo solo estaba concentrada en una única cosa, en él, mi marido, Carlisle Cullen la persona que más amaba en este mundo.

- De acuerdo la recostruiremos... aunque espero que no lleguen a tanto o me enfadare de verdad - comente divertida miro el reloj aunque fueron apenas unas milesimas de segundo ese gesto no escapo a mi visión - ¿que ocurre? - pregunte mirandolo.

- te puedo asegurar que algunas cosas sí se me escapan por desgracia para mi - comente puse una carita de pena - puedo dejar una nota sobre tu mesa y cuando venga alguien que hayas desaparecido de verdad secuestrado por mi - dije divertida por la idea de secuestrarlo del hospital cosa que no me costaria mucho siendo sincera.

- No deberías bromear que yo enfadada soy un peligro - dije con aire un poco orgullosa y mirandolo con una ceja enarcada. En realidad yo pocas veces me había enfadado hasta el punto de dar miedo o hacer barbaridades... la última vez... creo que había sido contra Victoria y sus neofitos o contra los Vulturi aunque no llegó a pasar nada por suerte para nosotros...

Alcé ambas cejas cuando dijo lo de secuestrarme, pues en su cara se mostró un marco auténtico de placer y autoconvicción, reí entre dientes de forma divertida, me encantaba ver esas caritas soñadoras...
-Enserio? y sería muy mala conmigo señorita secuestradora?.-
Hice uno d elos pucheritos que le hacían Lillian o Nessie cuando rompían algo, o para pedirles que las llevasen al claro.

Asentí levemente con la cabeza, la verdad es que Esme enfadada le daría miedo al mismísimo Aro vulturi.

Me hizo gracia su cara se parecia mucho a la de las niñas pero mucho más irresistible para mi, era como si el más perfecto de los angelitos te pusiera esa carita de pena y disculpa tan dulce... - eso dependería de usted doctor secuestrado... -dije enarcando una ceja sugerente y muy divertida, intente no reirme poniendo cara de poker aunque claro, alguna pequeña sonrisita si se me escapaba - y soy señora, no señorita estoy casada - dije moviendo mi mano delante de su rostro y agitando mis dedos, enseñando la alianza que llevaba con mucho orgullo puestos a decir. Yo era la persona más feliz del mundo siendo la esposa del Doctor Cullen.

No pude evitar que cuanso sus manos tomaron mis caderas y me sentaron sobre la mesa, mis labios se curvaron en una gran sonrisa que cruzaba todo mi rostro -¿cree que podré esconderselo a mi marido? es muy listo - dije casi al punto de reirme, le seguia el juego. El como habíamos llegado a esto... que más daba. Suspire sintiendo sus labios descender por mi cuello, simplemente me derretia - mi mirado se pondría muy celoso si se enterara de esto... - susurre soltando una risita entre nerviosa y divertida. Pareciamos verdaderamente adolescentes.